La nostalgia del rock en tu
idioma.
por: Bernardo Ameneyro
Esquivel
twitter:@nayoameneyro
Fotos: Cortesía OCESA / Fernando Moguel.
Pocas son las bandas, los proyectos
musicales, los íconos, los sonidos que ganan la batalla al tiempo que nos
genera rasgos generacionales. Las tocadas legendarias, ocurridas hace más de 30
años en la ciudad de Mendoza, Argentina con 3 chamacos liderados por Marciano
Cantero, marcaron no solo un punto climático en la historia del rock
latinoamericano, sino una forma de vida, conquistando primero su bar, su calle,
su barrio, su ciudad, su país y una buena parte del mundo; demostrando que con
humildad y mucho trabajo, se cumplen objetivos que han heredado o adoptado
generaciones que poco tienen que ver con la década de los 80.
Puntual a lo anunciado, el primero en
salir al escenario para conquistar al respetable que empezaba a llenar el Auditorio
Nacional, fue el compositor e intérprete tamaulipeco Lazcano Malo, que sin duda
dio cátedra de lo que se debe hacer como artista telonero: divertirse. Con un
sonido base con trazos de trova y rock, logró arrancar las palmas del
respetable que reaccionó muy bien a los temas: “Huitzilopochtli” y “Caballito
de Mar” dejando claro su personalidad desenfadada, hipersensible, inteligente
pues.
Casi de inmediato los Enanitos Verdes,
conformados por: Marciano Cantero (voz y bajo) y Felipe Staiti (guitarra), Jota
Morelli (batería) y Juan Pablo Staiti (segunda guitarra), se apoderaron de
esquina a esquina del escenario del Coloso del Paseo de la Reforma mientras se
escuchaban los primeros acordes del tema “Dale Pascual” con lo que empezaron su
retrospectiva musical, dando gusto a sus seguidores mexicanos, interpretando
temas que por más de dos décadas no han dejado de sonar, tal es el caso de "Cordillera"
y "Amores Lejanos", donde se hizo presente el maravilloso eco de un
público que no dejaba de cantar y poco a poco dejaba detrás suyo la comodidad
de las butacas.
Fue entonces cuando los argentinos
lograron soltarse y empezaron a agradecer todo el apoyo recibido y qué mejor
que con el éxito con el que se dieron a conocer: el riff inconfundible de “La
Muralla Verde” nos dejó comprobar una vez más que Marciano es el jefe, en el bajo lleva el ritmo entre compás
y compás, marcando perfecto cuando se trata de hacer un poco de jazz, blues y
rock.
Los temas “Eterna Soledad” y “A las 3”
provocaron los primeros momentos melancólicos de la velada, la primera con la
entrega del público que se desgarraba desde su lugar mientras reclamaba a esos
tiempos, no importa si eran mejores o peores, sino que jamás volverán y la
segunda por la dedicación especial que la banda hizo al joven que muriera en su
intento de llegar al otro lado de la frontera.
“Mil horas” de Andrés Calamaro, “Por
el resto”, “Guitarras Blancas”, “No me verás & Metro Balderas”, “Amores
lejanos” con la participación del cantautor argentino Coti y “Tu carcel” de
Marco Antonio Solis terminaron por prender al público
“Lamento Boliviano” merece mención aparte gracias al apoyo
del público que dejó la letra harto coreada.
En el cierre tuvimos la gran fortuna
de escuchar el tema “Tus Viejas Cartas” que en pocas palabras nunca la había
disfrutado tanto como ayer; le siguieron “Mi primer día sin ti” y “Tequila” provocaron a más de 1 el recordar
viejos amores. “mejor no hablemos del amor” nos hizo retomar el enfoque y
reconocer el trabajo de Juan Pablo quien tuvo una destacada participación, lo
mismo para el baterista Jota Morelli que se lució de principio a fin, Felipe
Staiti fundador y creador de un sonido único que sigue estando vigente y por
último el reconocimiento al líder, vocalista y bajista de la banda Marciano
Cantero, que se despidió de sus fans con el tradicional tema “El extraño del
pelo largo”
Muy, muy Chingón.